(37117) Narcissus es un asteroide del cinturón
principal que se descubrió en noviembre de 2000, aunque existe una
captura fotográfica, previa al descubrimiento, que se remonta a marzo de
1984. Tiene un perihelio de 3.1 UA y un afelio de 10.7 UA (cruza la
órbita de Saturno). Tiene un diámetro de unos 11 km. En febrero de 2002
se realizó una importante observación astronómica.
Mitología griega
En
la mitología griega, la ninfa Eco cubría a Zeus de sus infidelidades
hacia Hera, entreteniéndola con elocuentes conversaciones, mientras Zeus
se divertía con sus amantes, hasta que Hera la castigó impidiendola
hablar: sólo podía repetir la última palabra que pronunciara su
interlocutor.
Posteriormente, Eco se enamoró de
Narciso, pero como no podía hablar, fue incapaz de expresar su amor.
Hasta que un día, él estaba caminando por el bosque y acabó apartándose
de sus compañeros. Cuando él preguntó: «¿Hay alguien aquí?», Eco
respondió: «Aquí, aquí». Incapaz de verla oculta entre los árboles,
Narciso le gritó: «¡Ven!». Después de responder: «Ven», Eco salió de
entre los árboles con los brazos abiertos, pero Narciso se negó
cruelmente a aceptar su amor. Eco, desolada, se ocultó en una cueva y
dejó de comer, consumiéndose hasta que sólo quedó su voz.
Eco
no era la primera, Narciso ya había rechazado a muchas otras mujeres.
Para que supiera lo que era el amor no correspondido, Némesis (la diosa
de la venganza) hizo que se enamorara de su propia imagen reflejada en
una fuente y muriera a causa de ello. El vidente Tiresias ya había
predicho, el día de su nacimiento, que viviría muchos años, siempre y
cuando no se viese a sí mismo.
La órbita de (37117)
Narcissus une el cinturón de asteroides principal (nutrición) y Saturno
(creación de estructuras y establecimiento de límites). Sin embargo, la
órbita de (37117) Narcissus traspasa la de Saturno, adentrándose
ligeramente en el área de influencia de Urano (fragmentación de
estructuras).
El tema central de (37117) Narcissus es la
superación de los obstáculos y autolimitaciones que impiden nutrirse, ya
sea en el nivel físico (alimentación), en el nivel emocional (afecto),
en el nivel mental (cultura) o en el nivel causal (intuición).
Anorexia (nivel físico)
La
anorexia es una enfermedad que puede iniciarse de cinco formas
diferentes: (1) la persona distorsiona la percepción que tiene de si
misma, influenciada por estereotipos sociales, iniciando dietas insanas;
(2) renuncia voluntariamente a alimentarse, como protesta; (3)
entrenamiento físico continuado sin una dieta adecuada; (4) debe hacer
frente a horarios de trabajo o de clase extremos; o (5) debe hacer
frente a escasez de alimentos. En cualquiera de los casos, la persona se
alimenta muy por debajo de lo necesario.
Al igual que la
personas que toman drogas o las personas sanas que se automedican con
psicofármacos, gracias a la plasticidad, el cerebro modifica su
estructura interna para adaptarse a los excesos o deficiencias de
neurotransmisores. A partir de ese momento, el problema, inicialmente
psicológico, situacional o físico, pasa a ser un problema psiquiátrico,
basado en el desequilirio de los neurotransmisores de saciedad y los de
hambre.
La sensación de hambre va disminuyendo con el tiempo; a
su vez, al dejar de comer, la persona va sintiéndose cada vez más débil,
con lo que las ganas de vivir o de buscar ayuda disminuyen. Al juntarse
varios factores que apuntan todos en la misma dirección, la enfermedad
evoluciona muy rápidamente y en casos extremos provoca la muerte.
La
principal característica de las personas que se han curado de una
anorexia grave es la falta de vivacidad en la voz y la principal
dificultad a la que se enfrentan es el esfuerzo que tienen que hacer al
comer, ya que la mayoría de las veces deben hacerlo sin tener sensación
de hambre. Al igual que las personas que han tomado drogas o las
personas sanas que se han automedicado con psicofármacos durante muchos
años, la plasticidad del cerebro permite recuperar el equilibrio de la estructura interna inicial hasta cierto punto, sin embargo no es un proceso totalmente reversible, ya que con cada modificación se produce muerte neuronal.
La cultura de la Nueva Era (nivel mental y causal)
Durante
la captura fotográfica de (37117) Narcissus, previa al descubrimiento,
aparecieron varios libros que describían muy bien a las personas
excépticas y su incapacidad para beneficiarse de la cultura de la Nueva
Era. Por ejemplo, en el libro "De Newton a la percepción extrasensorial"
(Le Shan, 1984), el autor argumenta de la siguiente manera:
«Podemos
ver el problema con claridad cuando recordamos a los colegas de Galileo
que se negaron a mirar por el telescópio. Se negaron porque era
innecesario mirar por él; habían confundido su teoría de la realidad con los hechos.
Por lo que a ellos se refería, conocían los hechos y no valía la pena
observar uno contradictorio; la visión del telescópio era necesariamente
falsa porque contradecía hechos conocídos. Ahora, a distancia, podemos
ver con toda claridad, su razonamiento y su error. Sin embargo, es más
difícil verlo cuando el científico moderno, sin contemplar los hechos de
la parapsicología, los rechaza afirmando que son necesariamente falsos y
que, por lo tanto, no es necesario examinarlos, puesto que para él,
contradicen un hecho conocido.» (Le Shan, 1984)
Otro ejemplo
se encuentra en la introducción del libro "Cómo tomar decisiones con el
tarot" (Gail Fairfield, 1984), donde la autora argumenta de la siguiente
manera:
"Todo el mundo tiene capacidad psíquica, al igual
que todo el mundo puede flotar en el agua. Las personas a quienes se les
ha enseñado a tener miedo del agua y creen que ésta puede hacerles
daño, quizá nunca quieran aprender a nadar. Del mismo modo, aquellos a
quienes se les ha enseñado a desconfiar de los procesos psíquicos, a no
tenerlos en cuenta o a temerlos pueden mostrarse reacios a aceptarlos
abiertamente e investigarlos. Trabajando para superar esos temores, las
personas pueden restructurar sus creencias y aceptar y aprovechar su
propio potencial psíquico. Si realmente no te consideras digno de ser
amado, nadie podrá demostrarte que sí lo eres. [...] Aunque recibas
muchas palabras o demostraciones de afecto, apenas las tendrás en
cuenta, convencido de que esas personas no saben lo que dicen y que sus
opiniones no merecen tu confianza. Segirás con la férrea creencia de que
no eres digno de amor. [...] Lo mismo sucede en el caso de que no creas
en tu capacidad psíquica. Suceda lo que suceda, lo calificarás de mera
coincidencia, casualidad o truco. Es decir, si no crees en tu capacidad
psíquica, no la tendrás." (Gail Fairfield, 1984)